Necesario que autoridades fortalezcan programas de apoyo psicológico

Además de redes de protección solidaria y líneas de ayuda ante la violencia social que sucede en Sinaloa, señala especialista

CULIACÁN.- Sin duda alguna la violencia y sus diversas manifestaciones en una población destruyen la confianza de la comunidad ya que impacta negativamente en la salud emocional tanto de: niñas, niños, adolescentes y adultos; por ello es importante que instituciones fortalezcan con programas de apoyo psicológico, redes de protección solidaria y líneas de ayuda, compartió el doctor Paúl Carlón García.

“La violencia social se refiere a cualquier acto que cause daño físico, psicológico o emocional a un individuo o a un grupo de personas en el contexto de una sociedad, está forma de violencia puede manifestarse de diferentes maneras como física, verbal, psicológica, sexual o estructural que es la que vivimos actualmente en la ciudad de Culiacán y prácticamente en todo el estado”, explicó.

El especialista de la Facultad de psicología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), informó que el actual clima de violencia que azota el estado sinaloense, es muestra clara de cómo se trastoca con la integridad de una población, ya que la incertidumbre permanece latente entre los ciudadanos, quienes incluso por su bienestar, optan por privarse de la libertad.

“La violencia social puede traer severas consecuencias entre las personas, entre las que podemos encontrar, es temor, miedo, incertidumbre, sentimientos de pérdida de seguridad, hasta llegar a sintomatología sería tal como depresión, trastorno de estrés postraumático, incluso trastorno de la personalidad y sobre todo la ansiedad, incluso también cambios en el sueño dormir más o menos, cambios también en la conducta alimentaria hasta desarrollar cierto nivel de paranoia”, sostuvo.

Por tanto, Carlón García, hizo un llamado a la ciudadanía a acercarse sólo con especialistas profesionales para atender cualquier inquietud que surja, ya que aseguró que con ello se buscará lograr el equilibrio y regularización de las emociones antes y después de un acto de zozobra.

“Pueden contribuir a mitigar sus efectos y promover la recuperación, la intervención de los profesionales involucrados en el abordaje, de las consecuencias de la salud de la población producto de la violencia pueden contribuir también al desarrollo de las fortalezas que protejan de nuevas agresiones evitando aumentar el daño ya causado”, precisó.

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