CULIACÁN._ El principal problema a la hora del proceso de desfogue de las presas en Sinaloa, es que no existe un manual integrado al Atlas de Riesgos del Estado que determine las acciones de las autoridades para salvaguardar a la población aledaña al cauce de ríos y arroyos, frente a la presencia de un desastre natural, como es el caso de los huracanes, o por daño en la estructura, opinó el doctor Fernando García Páez, director de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
El especialista en hidráulica dio a conocer que una de las razones por las que una presa se desfoga es por la llegada de un ciclón tropical que, al traer consigo cantidades importantes de agua, se toma esta decisión para evitar desbordes.
“Los niveles del agua en las presas no pueden rebasar un vertedor exageradamente; no pueden rebasar la cortina tampoco porque está sobre el cauce del río o arroyo. Entonces un rompimiento de la cortina implica una onda de presión que va a viajar por todo el cauce con un elevado poder destructivo”, apuntó.
En ese sentido, habló de los modelos de estudio hechos por la comunidad académica de la Facultad de Ingeniería Civil de Culiacán que dirige, en los que se han simulado desfogues por ruptura de cortinas, así como la delimitación de las áreas afectadas por el paso de la corriente.
“Hay un estudio que me tocó asesorar, en el que se ha simulado el rompimiento de la presa Sanalona y delimitado un área afectada de la ciudad de Culiacán; y el problema no es Culiacán, sino todas las comisarías y sindicaturas que no son reguladas ni que el Ayuntamiento acude a extender los permisos de construcción y de uso del suelo. Entonces, realmente hay mucha materia de trabajo que hacer porque si las personas no quieren cambiar de domicilio o el gobierno no realiza una protección a los cauces, los sistemas de alertamiento temprano son los que aplicarían ahí”, determinó.
Por lo anterior, es que el académico recomienda diseñar un plan acorde que permita prevenir cualquier afectación a la población al momento del desfogue, en caso de que las construcciones cedan con el paso del tiempo por daño en sus estructuras o por la presencia de ciclones tropicales que, igualmente, intervienen en la ejecución de un desfogue.
“Y las tareas que mencioné, tanto de evaluar los riesgos, como de delimitar las áreas, lo van a tener que hacer en algún momento los gobiernos y no dejar que la misma naturaleza nos diga hasta dónde tienen que proteger. Considero que lo podemos hacer antes, hay conocimiento útil que nos permitiría tener una verdadera planeación en función del riesgo en caso del rompimiento de alguna cortina de una presa de almacenamiento o, como hoy, ante la llegada de un huracán”, concluyó.